A mediados de abril, un insólito episodio sacudió la tranquilidad de Gálvez, pequeña localidad del departamento santafesino de San Jerónimo. Un joven de 27 años fue víctima de un secuestro extorsivo, una modalidad delictiva totalmente fuera de lo común en estos pagos. Finalmente, luego de unas horas y tras reclamar una fortuna a la familia, los captores lo liberaron sin obtener nada a cambio. Tras una breve investigación, cayeron como autores del hecho dos hermanos oriundos de la misma población. Uno de ellos había llamado con su propio teléfono a los padres del joven retenido contra su voluntad. Ambos fueron procesados por la Justicia Federal. Ahora, con otros elementos en su poder, los detectives apresaron como coautor del delito a un tercer hombre que es empleado administrativo del Ejército Argentino y que está casado con una hermana de los acusados.
El arresto de este sujeto se dio en el marco de una serie de allanamientos desplegada por la Policía Federal en el sur provincial, a pedido del fiscal que encabeza el caso, el doctor Gustavo Onel.
El incidente que se investiga comenzó cerca de la medianoche del 14 de abril pasado, cuando un joven de 27 años que presenta una discapacidad salió de trabajar y volvía a su casa en bicicleta. Lo interceptaron, lo hicieron caer, lo redujeron, lo maniataron y le cubrieron la cabeza con una capucha. Luego, lo subieron a un Ford Focus de color gris y se lo llevaron.
Alrededor de las 6 de la mañana, los captores se comunicaron con la familia de la víctima, desde su celular, y le solicitaron, primero, un pago de 200 mil dólares a cambio de la liberación. Los familiares presentaron la denuncia en la Comisaría Segunda de Gálvez. En ese momento, se activó un operativo que incluyó escuchas directas mientras el fiscal Onel y el personal de la delegación Santa Fe de la Policía Federal se trasladaba hacia esa ciudad.
Prácticamente en simultáneo un equipo bonaerense del Departamento Antisecuestro de la Policía Federal había arribado a Rosario en helicóptero para sumarse al trabajo.
Siguieron los llamados a la madre del joven, que reiteró hasta el cansancio que no contaban con 200 mil dólares. Las pretensiones de los secuestradores fueron bajando hasta que aceptaron un rescate de 5 millones de pesos. No está claro por qué, pero finalmente los delincuentes decidieron liberar al muchacho sin recibir billete alguno. Se asustaron posiblemente al presentir que los investigadores estaban tras sus pasos y muy cerca, o tal vez porque el muchacho es diabético insulinodependiente y no tenía la medicación.
El joven apareció al mediodía en zona rural de Ricardone, en un camino entre la ciudad de San Lorenzo y la localidad de Andino. No le habían dado ningún alimento. Lo halló un camionero que casualmente lo conocía. Este chofer llamó a la policía del departamento San Jerónimo para dar la buena noticia. Minutos más tarde, el muchacho ya se había reunido en Gálvez con su familia.
Hermanos
Los investigadores analizaron el teléfono de la madre de la víctima y entonces se percataron de que había una llamada perdida a las 2.27. El número pertenecía a un vecino de Gálvez, cuyo hermano tiene un Ford Focus gris como el utilizado por los delincuentes.
Se trabajó entonces con las líneas telefónicas de ambos sospechosos, identificados como Franco Lionel Quevedo y Martín Uriel Quebedo, de 35 y 36 años respectivamente.
Según pudo reconstruirse por los impactos de los aparatos en las distintas antenas, ambos hermanos habrían secuestrado al joven. Luego, se dirigieron juntos hasta una vivienda de la localidad de Andino. Siempre en base a lo determinado por esta pericia, Franco quedó en la casa con la víctima, mientras que el celular de Martín y el del joven secuestrado fueron ubicados en un sector de Rosario. Los detectives estiman que este hombre se movió hasta allí para llamar a la madre entre las 9 y las 10 de la mañana.
Los dos hermanos fueron apresados pocos días después por la Policía Federal y posteriormente procesados por la Justicia, acusados de secuestro extorsivo.
Vínculo familiar
Los investigadores analizaron el teléfono de la madre de la víctima y entonces se percataron de que había una llamada perdida a las 2.27. El número pertenecía a un vecino de Gálvez, cuyo hermano tiene un Ford Focus gris como el utilizado por los delincuentes.
Se trabajó entonces con las líneas telefónicas de ambos sospechosos, identificados como Franco Lionel Quevedo y Martín Uriel Quebedo, de 35 y 36 años respectivamente.
Según pudo reconstruirse por los impactos de los aparatos en las distintas antenas, ambos hermanos habrían secuestrado al joven. Luego, se dirigieron juntos hasta una vivienda de la localidad de Andino. Siempre en base a lo determinado por esta pericia, Franco quedó en la casa con la víctima, mientras que el celular de Martín y el del joven secuestrado fueron ubicados en un sector de Rosario. Los detectives estiman que este hombre se movió hasta allí para llamar a la madre entre las 9 y las 10 de la mañana.
Los dos hermanos fueron apresados pocos días después por la Policía Federal y posteriormente procesados por la Justicia, acusados de secuestro extorsivo. (Fuente: El Litoral).